"Creo que, durante algún tiempo, la fama de la Ribeira Sacra la han mantenido los hipnotizantes paisajes de sus viñedos en los cañones verticales sobre el Sil y el Miño, en escarpadas pendientes o estrechas terrazas, con sus muros de piedra seca que esculpen las laderas, y la calidad de los vinos de Algueira, Guímaro y pocos más. Porque la verdad es que bodegas había más bien pocas, y vinos de calidad mundial, para el ruido que hacía la zona, poquísimos."
Así de claro y directo se expresa
Luis Gutiérrez en su libro. En realidad, siempre es así de claro y directo, o al menos en todo lo que le he leído sobre Chile:
este artículo en el Wine Journal de Robert Parker (Luis es su persona para España, Chile y Argentina), por ejemplo, me parece al tiempo optimista y demoledor.
Quizás la mención a Robert Parker pueda generar suspicacias. Pero Luis Gutiérrez es un tipo que piensa que el vino bueno es el que te gusta y el muy bueno el que te gusta mucho. Y que lo demás es parafernalia secundaria. Que las puntuaciones, las listas, fuera de contexto no son suficientes. En "Los nuevos viñadores" se dedica a contar el contexto.
Lo hace contando historias. Las historias de catorce
viñadores de diferentes zonas de España. De catorce paisajes y catorce tierras, que son lo que quieren reflejar sus vinos. De las tradiciones de catorce lugares, de sus viñas y de sus uvas. De personas, en el fondo, que son en realidad las que hablan de sus ilusiones a través de la escritura de Luis. Porque, tristemente, es noticia que en España haya proyectos alrededor del vino de
escala humana.
El libro defiende a capa y espada una tesis: "el futuro es el pasado". El regreso a las tradiciones, al viñedo como centro de todo, al respeto en las elaboraciones, a las variedades que nunca se deberían haber abandonado ni despreciado, al terruño. Una involución revolucionaria que topa con la barrera de las anquilosadas Denominaciones de Origen, orientadas a la cantidad y no a la calidad, y que quizás vean a estos viñadores como amenazas a su omnipresente uniformidad (de hecho, varios de ellos han abandonado las D.O.s a las que pertenecían).
Por supuesto, hay representación gallega en el libro. Por un lado, Rodri Méndez, empeñado en hacer tintos en la tierra del Albariño en las
Forjas del Salnés. Por otra, Pedro Rodríguez Pérez, uno de los grandes de la Ribeira Sacra con su
Guímaro, de la que recientemente he podido probar
alguna joyita. Podrían haber estado José Luis Mateo, Luis Anxo Rodríguez, Fernando Algueira o tantos otros. Lo importante es que cada vez hay más viñadores, en Galicia y fuera de ella, dispuestos a avanzar hacia el pasado.
Todo esto es lo que cuenta Luis Gutiérrez en su libro. Y lo hace con un lenguaje sencillo, directo, muy fácil de leer, los tecnicismos habituales casi totalmente ausentes. Es un libro, en el fondo, de paisajes, y por eso las fotografías de
Estanis Núñez son tan importantes en el mismo, plasmando espectaculares imágenes de la viña y personales retratos de los viñadores.
Leer "Los nuevos viñadores" es obligatorio para todo aquel que piense que lo más importante del vino es la historia que hay detrás de él. Pasará un rato ameno y conocerá personas que prescindieron de muchas cosas para vivir su pasión por la viña y la tierra. Personas que saben muy bien que, en lo tocante al vino, el futuro es el pasado.
La palabra que los une es pasión . Pasión por el vino, pasión por el campo, pasión por el viñedo, pasión por las tradiciones, pasión por lo que hacen, pasión por la gastronomía, pasión por la vida. Son una nueva generación de viticultores, de viñadores, que están haciendo algunos de los mejores vinos de España, aunque algunos todavía no lo sepan.
[Todas las imágenes del artículo están tomadas del libro y son obra de Estanis Núñez]
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