#Coruña2017 Capítulo 1: los que se consolidan
Han pasado su segundo invierno, ese valle de la muerte en el que el factor novedad ya no juega a favor. Surgieron tras la crisis, en el centro de la ciudad, buscando la manera de conciliar versatilidad y calidad para ser exitosos. Y, a la vista de los hechos, lo han logrado, lo que es una buenísima noticia.
Lagar da Estrella. La madurez
No exagero si digo que Lagar da Estrella fue el motivo por el que volví a escribir, tras año y medio de parón en el blog. Lo conocí durante la expedición del año pasado y me gustó tanto que repetí. Así que este 2017 no podía faltar.Sobre la experiencia de 2016 contaba que en Lagar da Estrella se puede encontrar "un muy buen producto, mucho respeto por él y, sobre todo, una muy buena escuela". El menú que nos sirvió Alvaro Gantes este año no vino sino a corroborar esa sensación, aderezada con un añito más de madurez.
De nuevo llegó a la mesa el verano, con todo su frescor, sabor y ligereza. Las ostras aliñadas. La xarda ahumada. Las quisquillas de Santa Pola. Un estupendo carpaccio de gambón. Las croquetas de cigala. Y una fantástica, deliciosa tempura de la flor del calabacín rellena de tartar de zamburiña.
Ya un clásico, el guiso de guisantes con setas - en esta ocasión chantarellas - coronado con una kokotxa. El fondo de cebolla que, junto con el codium, potenciaba al chipirón. El escabeche blanco del bonito con tomate. O el caldo de las espinas del salmonete con espinacas, delicadísimo. Espectacular esta parte del menú.
Bocanegra. La evolución
Visitar un restaurante que te gusta de año en año tiene un serio y obvio inconveniente: ¡se echa mucho de menos! Pero tiene también una gran ventaja: esa distancia permite apreciar mucho mejor la evolución que se produce. Y, en el caso de Bocanegra, este año ha sido, a mi juicio, muy marcada.La consolidación del restaurante da más libertad a Pablo Pizarro para incorporar otros elementos. Y, en el menú que tomamos esta vez, se nota un giro importante que matiza mucho la presencia de otras cocinas, sin renunciar a esos rasgos característicos que antes citaba. Con este giro hacia lo local y a una cierta formalización de la oferta, para mi gusto, la propuesta de Bocanegra sale reforzada y su cocina brilla más en cada plato.
Tras un fresco bonito al natural con encurtidos y escabeche, llegó una estupenda xarda marinada y sopleteada con kombu y caldo de pollo. A esto me refiero con lo de brillar en cada plato. O también a preparar un salpicón de bogavante como hay que prepararlo, algo cada vez más difícil de encontrar. O a darle el punto exacto a los pescados, ya sea el lenguado con arroz y limón o mi debilidad, el salmonete, perfectamente integrado con un fondo de Palo Cortado y guisantes (ambos pescados maridados con, por supuesto, un Palo Cortado: qué bueno que Jerez se vaya abriendo presencia en las cartas de vinos).
Efectivamente, O Lagar da Estrella nunca defrauda. Parece que siempre es lo mismo pero cambian sin que te des casi cuenta a base de producto, producto y producto. Esa xarda ahumada o la tempura de flor de calabacín con tartar de zamburiñas....
ResponderEliminarEn cambio, el Bocanegra sí que lo noto un poco repetitivo. Cosas picantes que no pican demasiado. Vale que el nem vietnamita es top pero no recuerdo un plato por el que volvería. Y estuve hace 10 días...