Naoki (Vitacura), donde brilla el mar de Chile
Tras un muuuuuuuy largo silencio de casi año y medio (¡qué vergüenza!), nada más apropiado para devolver el blog a la vida que un comentario sobre el que es, a mi juicio, el mejor restaurante de Santiago.
Sobre Naoki ya escribí un par de veces durante su primer año de andanza, cuando recién iniciaba su camino y algunos meses después. Por tanto, no se trata ahora de repetirme, sino de ensalzar la labor de un local que, aunque japonés, es de los que más hace por reivindicar el, hoy por hoy, mayor activo de la gastronomía chilena: su excelente producto. Para muestra, el nigiri de ostión que abre el post.
Hoy mismo almorzaba, un sábado más, en Naoki. Y de la barra salieron tres usuzukuri que representan magníficamente ese respeto por el producto: desde su selección hasta la preparación con una técnica que lo potencia sin restarle un ápice de protagonismo, al contrario.
El ostión es, con permiso de las chochas de Coquimbo y del propio loco, el molusco que más brilla en Chile. Sea del norte o el maravilloso patagónico, preparado con el golpe cítrico del usuzukuri se realza al máximo el esplendor de su textura, derritiéndose en la boca contra el paladar.
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