Las calles de Nueva York
La primera calle neoyorquina que me dejó huella fue Bleecker Street, alma del Greenwich Village. La recorríamos al principio de la noche, entre la barahúnda universitaria que terminaba una cena rápida para empezar una larga noche de música y copas.
Bleecker St se transforma a medida que avanzas desde Broadway hacia el Hudson. El primer tramo, en el entorno de la NY University, es el de los garitos con actuaciones en vivo: el Bitter End, parada obligada, o el mítico Café Wha en la perpendicular McDougal St. Pasada la Sexta Avenida, pequeñas tiendas de lo más pintoresco comparten protagonismo con locales imprescindibles como Joe’s Pizza. Protagonismo que, poco a poco, van asumiendo las tiendas de lujo que copan ya el tramo final, que muere en la Octava, junto a la televisiva Magnolia Bakery y a pocos metros de otro templo de la fast food: el Corner Bistro. [Fotos: Bleecker Bob, christine592 y Camille Lacroix]
En los últimos años, la escena alternativa se ha ido desplazando hacia el Este. Para el turista que se quiera salir de los arquetípicos recorridos por Manhattan, desplazarse al caer la tarde hacia el Lower East Side es una baza segura. Orchard Street y Ludlow Street son las calles.
Hace no mucho lugares a los que no acercarse si tenías tu vida en aprecio, más recientemente espacios en los que regatear por prendas de cuero de segunda mano, ahora albergan hoteles de vanguardia, clubes abarrotados y bares de moda. Hasta las barberías, observadas desde la calle cuando encienden sus luces con el ocaso, parecen sacadas de un videoclip. [Fotos: ardenstreet, Guillaume Gaudet y Vivienne Gucwa]
Apenas unas manzanas más al norte, el East Village rivaliza con LES por el panorama nocturno. Recorrer St Marks Place desde la Tercera hasta Tompkins Square Park es para no cerrar la boca. Tatuadores, escuetos restaurantes semisubterráneos con cocina de todas las partes del mundo, baretos tan peculiares como el Bua Bar, una fauna estrambótica… colorido noctámbulo en su máximo esplendor. [Fotos: shamrock tattoo, Vivienne Gucwa]
Por cierto, un par de calles más abajo, en la 6th Street, dos lugares obligatorios para los amantes de los cócteles: Death & Co, espectacular, y Amor y Amargo, pequeñísimo garito especializado únicamente en cócteles amargos. [Foto: Joe Handelman]
Espantada por los altísimos precios de Manhattan, la juventud se asienta en Brooklyn, donde Williamsburg es, de largo, el barrio más cool hoy día. A orillas del East River, ofrece desde sus parques una panorámica espectacular de los rascacielos de Manhattan. Pero, en cuanto dejas el río a tus espaldas, parece que estás en una tranquila ciudad de provincias, con calles estrechas y casas de apenas un par de pisos.
Bedford Avenue es la arteria principal del barrio y hay que disfrutarla un sábado por la tarde. Para recorrer sus numerosas tiendas, para perder horas en los almacenes de ropa de segunda mano. Para, a medida que cae el sol, poder tomar una cerveza en el escondido jardín del Soft Spot o – si las largas colas lo permiten – en la cercana Brooklyn Brewery. [Fotos: Guillaume Gaudet y Maciej Dakowicz]
Sin embargo, a Harlem prefiero ir el domingo por la mañana. No para meterme en una iglesia a escuchar gospel, sino para recorrer la calle 116 entre el paso elevado del tren en Park Avenue y la Segunda Avenida. El Barrio, el Harlem hispano en su máximo esplendor. Crisol humano, restaurantes mexicanos, comida portorriqueña, olores caribeños, Celia Cruz sonando a todo volumen en el interior de una tienda… [Fotos: Eliud Martínez, kasalphotography y Pajarita Frenética]
Las calles de Nueva York.
Volveré con más calma a esta entrada. Preciosas fotografías e interesantes aportaciones de una ciudad que espero conocer....
ResponderEliminarGracias por compartir.