Viñerón 2.0: el post
Y, efectivamente, así fue. Durante muchos minutos nos deslizamos por el infinito mundo de las variedades gallegas. Por la Dona Branca de los blancos de José Luis Mateo, Alanda y Gorvia. Por la Caíño del Goliardo de Forxa do Salnés (esa mañana habíamos disfrutado de la espadeiro en el #ACunqueiro). Por la Albarello y la Merenzao a las que tantos años de su vida ha dedicado Fernando Algueira. De nuevo en Monterrei, la Mencía y la Bastardo. Los coupages, más suelo que variedades, de Sebio.
Pero fuera de Galicia tampoco hay malos viñerones, no. En Peñafiel, en pleno centro de la Ribera del Duero, Alfredo Maestro marca sus propias normas con resultados memorables: la deliciosa merlot de 46 Cepas o la frescura frutal de Viña Almate (¡ambos por debajo de 10 euros!). En Toledo, Sonia López prepara una garnacha ecológica notable para su Ziries. Y espectaculares las bombas de sabor y aroma que desde el Priorat se trajo Terroir al Limit: tremendos varietales de garnacha y cariñena, un lujo de producción reducidísima.
Todavía en la península, me llamó la atención la osadía de Thiago Sampaio - Folias de Baco desde el Douro, atreviéndose con una elegante Pinot Noir o un cosecha tardía de Gouveio en la tierra de los Portos. Con todo, la cumbre de la representación foránea fueron, para mí, los perfectos Rieslings de Annette Siegrist - Burklin Wolf: no tengo palabras para describirlos.
En fin, una gran experiencia. Cincuenta grandes experiencias, en realidad, cincuenta grandes vinos que pudimos probar. Gracias a María Fechoría y al Mileurista Gourmet por la iniciativa. Y un pequeño favor que os pido: ¡el año que viene más!
Gracias por las coordenadas Señor!. Prometo hacer lo posible para repetir, y mejor, el año que viene.
ResponderEliminarUn abrazote!
Mariano