Novavila (Meis): un alojamiento fuera de lo común

Hace ya un tiempo del fin de semana que pasamos en Novavila, pero no me he animado a contarlo hasta hoy porque, realmente, no tenía muy claro cómo sintetizar en unas pocas líneas un alojamiento tan diferente, tan peculiar y tan personal. Showroom de mobiliario y decoración, bodega, clase, dolce far niente, línea cosmética propia... todo al mismo tiempo y en el mismo lugar.

La finca de Novavila es una auténtica maravilla. No debe de haber ni quinientos metros hasta la autovía, pero es un remanso de tranquilidad. Y, sobre todo, una preciosidad: la antigua propiedad de la familia ha sido restaurada con un gusto exquisito. La caprichosa forma de la parcela (estrecha, en curva y con bastante pendiente) ha sido aprovechada para la creación de numerosos rincones diferenciados, abiertos unos, escondidos otros, muy acogedores todos. Os invito a visitar la página del hotel para haceros una idea mejor.

El interior no se queda atrás. En realidad, el hotel actúa como showroom de la tienda que la familia Vilanova Peña tiene en Ribadumia, a pocos kilómetros. El edificio principal acoge las zonas comunes - salas de lectura, comedores de verano e invierno - y las habitaciones. Yo no es que sea un amante del interiorismo y la decoración, pero debo reconocer que la decoración del hotel tiene un punto de clase moderna, sin caer en la estridencia, que me encantó.

Además de la principal, la finca tiene otras edificaciones. Una bodega, en la que se embotella el vino de la familia, Novavila, un albariño con un año en cuba - empezaban a embotellar el 2009 durante nuestra estancia - que no se acoge a la D.O. y que, para seguir con la diferenciación, se trabaja en botellas magnum y de medio litro. Y un antiguo palomar, que acoge, junto a la piscina, una habitación, un pequeño gimnasio y, sobre todo, una espectacular cocina circular que sirve de comedor para las cenas comunes. El menaje de la cocina es, de nuevo, muy atractivo.

El esquema vital que se impulsa en Novavila es el dolce far niente. Sirva de dato que el horario de desayuno es de 11:00 a 13:00. Es, más que un desayuno, un brunch, que en verano puede disfrutarse - de verdad - en el porche anexo al edificio principal. Fruta, embutidos, tostadas, quesos, tortilla, zumo, prensa, veintipocos grados, sol y ninguna prisa. El plan para el resto del día, en nuestro caso, fue de auténtico lujo: baños fugaces en varias playas de la ría de Aldán, frugal comida en un chiringuito - ensalada y pescado azul a la brasa -, visita al espectacular Cabo Home, baño en la piscina de vuelta, ducha y cena en Pepe Vieira. ¿Hay quien dé más?

El punto débil de la estancia fue la cena del viernes. El paquete fin de semana - 400 euros - incluye las dos noches en habitación doble, los dos desayunos - sábado y domingo - y la cena-cata del viernes. Ésta, igual que los desayunos y la estancia en general, se hace con la propiedad, lo cual confiere a la experiencia un toque informal y peculiar, como peculiar es José Luis Vilanova, el empresario alma mater del hotel. Volviendo a la cena: unas cremas frías de tomate y calabacín, tortilla, embutidos, jamón y queso, empanada de una panadería de la zona - muy buena -, el albariño de la casa (nunca mejor dicho) y tartas para el postre, junto con el gin-tonic de rigor. Una velada divertida, con Vilanova, algunos de sus amigos y el resto de huéspedes, pero nada más. El precio de la estancia requiere una cena de más nivel.

En fin, un escenario ideal para un fin de semana en pareja, con un entorno natural y gastronómico, el Salnés, inmejorable. Eso sí, una propuesta nada barata.

[Novavila Rías Baixas / Sto Tomé de Nogueira - Meis / 986.716954 / Ubicación]

Las fotos del post están tomadas, con la excepción de la de la bodega, de la página del hotel, y son obra de Pepe Fernández.

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