Los lectores opinan: Mugaritz
Todavía me emociono cuando pienso en cómo disfruté en Mugaritz. Este restaurante me ofreció todo lo que por lo general busco cuando visito un local de este tipo. Tenía muchas expectativas puestas en él pero resultó ser sin ninguna duda una gran experiencia. Quizás parezca exagerado, pero para mí Mugaritz tiene todo eso que siempre decimos que es tan difícil de encontrar. Según entras ya sabes que no te va a dejar indiferente: el trato, el lugar, la compañía, el momento, la selección de platos... Se juntaron todos esos factores que hacen que en definitiva disfrutes.
Por supuesto todo es mejorable, pero la percepción que recibí fue casi de perfección: espero mejorar cuando pueda comer en El Bulli. Plato tras plato era una sorpresa; no hubo ninguno que no llamara mi atención o que me dejara indiferente, era un auténtico placer el disfrutar de cada uno de ellos y de lo que cada uno te aportaba, olores, sabores, sensaciones, recuerdos....
El menú NATURAN (el menú largo de Mugaritz) arranca con tres aperitivos: patata en caolín, guisantes lágrima y shiitakes con una crema de leche de oveja.
Después, un desfile de combinaciones a cual más atractiva: carpaccio acompañado de un aliño agridulce, lascas de queso D.O. Idiazabal y briznas vegetales; salsifí fosilizado y tallos de alga tierra aliñados con huevas; centolla con tupinambos asados; yemas de erizo revestidas con un néctar de verduras dulce y granos de pimienta larga (el plato que menos me sorprendió y gustó); escalope de foie gras de pato ahumado a la parrillada, guarnecido con semillas y hojas de mostaza; lomo de lenguado al pil-pil de sus espinas.
Para cerrar la parte salada del menú, pieza de ternera de leche asada entre brasas de sarmiento (la mía al ser celíaco llevaba puerros en lugar de pan); y rabitos de cerdos ibérico estofados y cola de cigalas bañadas con reducción del jugo de cocción infusionado con jamón ibérico de bellota.
Durante los postres se mantuvo el nivel. Hojas, frutos y flores; bombón caliente de calabaza entre complementos dulces y amargos. Al ser celíaco, dejé para mi novia el mejor postre: una interpretación de la vanidad: pastel jugoso de chocolate, crema fría de almendras, fondos dorados, pompas y cacao. Pero yo me tomé la zanahoria tierna concentrada en una cal apagada y almíbar.
En mi opinión, el menú esta formado por una gran selección de platos, con un gran trabajo detrás de cada uno de ellos, como pude comprobar durante mi visita a la cocina. Todo estaba cuidado al último detalle, con pan para celíaco especial, algo que era la primera vez que me sucedía. Me podría pasar horas describiendo lo que sentí con cada uno de ellos pero mejor os digo simplemente los que para mi fueron los mejores. Los postres (generosos y contundentes), junto con el carpaccio fueron sublimes, sin olvidarnos del pescado y los rabitos de cerdo que combinan mar con tierra, ambos de sabores, texturas y puntos de cocción perfectos.
En fin, yo personalmente viví una muy buena experiencia, y no soy de los que se impresiona con facilidad, pero reconozco que Mugaritz me sorprendió muy positivamente y me alegra que, aunque sea muy de tanto en tanto, encuentres restaurantes donde realmente puedas disfrutar como yo lo hice.
La semana pasada pudimos pasar unos días en esta zona y recomiendo una visita a Vitoria y en concreto al SAGARTOKI. Es espectacular. Evidentemente, no es del nivel de Mugaritz, pero es muy recomendable y vale mucho la pena.
ResponderEliminarPor cierto, estas dos semanas en las que estuviste alejado del Blog nos supusieron una eternidad.
Yo no estuve nunca en Vitoria después de estar casi 1 año en el País Vasco, pero después de visitar Mugaritz, para superarse hay que visitar el Bulli y está muy muy complicado, ya que llevo 6 años intentando y nada.
ResponderEliminarBorja, yo lo intenté este año por vez primera y como era de esperar fracasé y eso que envié el primer mensaje a las 00:04 del día uno; o sea, con las uvas todavía en la garganta.
ResponderEliminarTal y como le había comentado a Manoel, Mugaritz era una de las altenativas al Bulli, pues me atraía la zona, pero últimamente me estoy sintiendo más atraido por el Celler de Can Roca. El Gourmet de Provincias tiene una entrada reciente muuuuuy atractiva...
Anónimo, gracias por echarme de menos. A veces me echo yo de menos a mí mismo, y mi familia ni te cuento...
ResponderEliminar.
ResponderEliminarHola.
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Yo estuve ayer...
Fui uno de los 12 afortunados a los que ha querido regalar una comida antes de reabrir mañana el restaurante tras el incendio.
Y en concreto un amigo y yo hemos sido los primeros en degustar el menú que, a partir de mañana, mucha gente se va a matar por probar.
Todo el restaurante y todo su equipo dedicados en exclusiva a nosotros 12.
Un lujo, un lujo...
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Por unas horas me olvidé de mis pesares que se perdieron entre plato y plato y copa y copa...
A cada cual más sorprendente por uno u otro motivo...
Era un almuerzo, sí...
Pero más una experiencia, un viaje a lugares conocidos y desconocidos, una visita a un parque de atracciones de imágenes, olores, sabores y texturas...
Ha sido un menú con cristales, piedras, morralla marina, tendones y grasa animal, flores, pan mojado, un mortero, clavos y una hoja seca...
Y ha sido... maravilloso.
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Y en todo ello han tenido un papel fundamental la amabilidad y el buen hacer de un equipo entregado a hacer esa visita lo más placentera y encantadora posible...
Y a la cabeza de todos un Andoni Luis Aduriz simpático, sencillo y encantador...
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No creo que pueda repetir mucho esto, pero lo recordaré...
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Un saludo.
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