Bistrot Ratatouille (A Coruña)

La carta es amplia y sugerente en lo que respecta a los primeros: carpaccio de ternera, albahaca y queso "tete de moine", paté de bogavante con tostas, berberechos al godello, foie gras casero y dulce de manzanas, crema de setas con chips de cecina, entre otras posibilidades. Pero nosotros tiramos de la opción de ensaladas y nos tomamos una perigourdine: magret de pato ahumado, foie gras y piñones, con la correspondiente base de lechugas. Muy recomendable.

Para el segundo, en mi caso, del capítulo de pastas un curioso mix: fusilis con berberechos y zamburiñas. Los moluscos eran abundantes, no de tamaño como otros que aquí hemos comentado, pero sí creaban un conjunto interesante, con una salsa con base de mantequilla para cerrar el plato. Con un chef francés, casi alpino (rubicundo, mandil, pañuelo a la cabeza), no podía ser de otro modo.

La carta deja el apartado de los pescados a lo que se encuentre en el mercado, preparados en papillote o a la plancha. El otro día las alternativas eran salmón y pez espada; así que salmón en papillote con fondue de puerros. Bueno, aunque unos minutos menos de horno lo habrían mejorado.

Los postres los canta el camarero de entre lo que hay cada día. Un coulant de chocolate (moulleux o moelleux, creo que le llamaron), apreciable; y un helado de vainilla, con chocolate caliente y nata, nada fuera de lo normal.

Yo me tomé dos copas de vino durante la comida: un tinto Mes Amis (Cotes du Rousillon) para la ensalada y un blanco alsaciano recomendado por el camarero, con un punto demasiado afrutado pero interesante, para la pasta. Junto con una cerveza y dos cafés, la cena nos salió por 24 € per capita. Lo que, en conjunto con la carta, convierte al Ratatouille en un sitio que merece la pena conocer.