El horno de leña de Los Manzanos

Los Manzanos es, en realidad, el restaurante del camping del mismo nombre; pero la mayoría de los asiduos de la zona lo consideramos únicamente un restaurante. No obstante, sus comedores al aire libre y la zona de césped y árboles bien protegida lo convierten en un paraíso para las comidas con los más pequeños. Así, mientras para las cenas el público es como el de cualquier otro lugar, los domingos predominan las familias.

La comida viene claramente marcada por el horno de leña, ya desde los entrantes. Me quedé con ganas de probar las navajas preparadas en el mismo, pero no fueron mala elección las cestas crujientes de zamburiñas y jamón con salsa de nécoras. Conformando un plato apreciable, no llega a la maestría de su casi homólogo del Artabria: las cestillas allí son más ligeras, menos intrusivas; y las zamburiñas cobran mayor presencia, no se diluyen tanto al llevar menos acompañamiento (aquí el jamón, la cebolla y los pimientos verdes y rojos).

Para los principales, yo me fui a la carne. El solomillo de ternera gallega al horno de leña, hecho como tiene que ser: torradito por el exterior y bien rojo por dentro. Magnífico. Y las humildes pizzas se convierten en obras maestras tras su paso por el horno; en este caso, una siciliana, con berenjena y pimiento rojo. Hasta donde yo sé, en A Coruña sólo Los Manzanos y el Mambo Italiano (del que pronto hablaremos) preparan las pizzas en el horno de leña. Para otro día quedan los pescados; la preparación más característica del local es el bacalao, por supuesto también al horno.

A los postres, sendas delicias caseras: el helado de dulce de leche y el tiramisú. Con los cafés de pota, una Heineken y una botella de medio litro de Muga crianza, 59 euros.