De toxos, Lumix y otras cosas que acontecen en las xantanzas
Hora y cuarto es el tiempo que se tarda en llegar desde A Coruña a Cambados. Durante buena parte del trayecto, mientras sonaba a bastante volumen Bill Evans en directo en el Vanguard, trataba de imaginarme qué era lo que me iba a encontrar. "Otros doce pirados" era la idea que cobraba protagonismo. "Xantanza de Blogastrónomos: necesariamente, otros doce pirados".
Algo antes de las dos y veinte estaba enfrente del Yayo Daporta. "Un Albariño, necesito un Albariño antes de entrar". La taberna de enfrente vino a mi auxilio: Albariño, cacahuetes y Marca, la combinación ideal para atemperar la emoción e irrumpir desbordante de seguridad en el restaurante, donde esperaban los blogastrónomos casi al completo.
No fue sencillo superar el momento. "Tranquilo, Foucellas, tranquilo. Son pirados igual que tú. Claro, claro, glump... ¡Pero yo no llevo una cámara colgada del cuello! Y ellos sí. ¡¡Todos!!" Efectivamente, blogastrónomo sin cámara (Lumix, por supuesto) es como foie sin crujiente de calabaza: interesante pero incompleto.
"Hola, soy Foucellas, de Pantagruel". Tuvo el efecto del bramido del caribú en época de celo. Automáticamente fui reconocido como uno de ellos: en cuestión de segundos, el Gourmet, Colineta, los consortes De Pinchos, magago y los demás me hicieron sentir como de la manada de toda la vida. Se incorporaron los tres últimos y, Albariño en mano, cuando llegó el momento de sentarse a la mesa ya éramos viejos conocidos.
Sentarse a la mesa es sinónimo de trabajo para un blogastrónomo. De entrada, minucioso análisis del menú que esperaba, entre tímido y orgulloso, enlazado en hilo de plata (Foto de makeijan). Después, atenta escucha a las explicaciones de Yayo, que hizo su primera aparición para introducirnos el menú y sugerirnos algún vino.
En tercer lugar, la selección de los caldos por parte de los avezados blogastrónomos sumilleres, innovadores en el concepto del tinto desteñido. Por fin, un momento de relax y animada charla hasta la entrada en escena del aperitivo.
A partir de aquí, vivimos por siete veces la misma secuencia. Al fondo, en el extremo opuesto a nuestra mesa, aparecen las camareras de la cocina bandejas en ristre, desgranando el menú ante la mal disimulada ansiedad de los comensales. Los platos sobre la mesa preceden al desenfunde colectivo de Lumix: "No ha habido comida en la Historia más fotografiada", se oye entre flashes. Las cámaras desaparecen provisionalmente, sustituidas por murmullos de asentimiento ante la apariencia de los platos, murmullos que, junto con el tintineo de los cubiertos, se atenúan gradualmente para dejar lugar a un angustioso silencio: durante unos interminables segundos, los trece insobornables jueces catan, saborean, evalúan, cruzan miradas en búsqueda de consenso; finalmente, satisfechos, aprueban.
Siete veces el profesional trabajo da paso a la relajación, al placer de los sabores y de una animada conversación, que oscila invariablemente entre, por una parte, consideraciones acerca de los platos y, por otra, botánicas disyuntivas acerca de toxos y xestas y de su papel en la ocultación de la cultura castrexa al común de los urbanos. (Efectivamente, trece pirados)
Tras el café, Yayo acude a recibir las unánimes alabanzas y los efusivos agradecimientos. Se procede a la foto oficial (publicada por el Gourmet) y levantamos la mesa, que no la xantanza. Ésta se prorroga durante una horita más, aprovechando la excelente temperatura para la altura del otoño a la que estamos, que nos permite disfrutar de un café al aire libre en el casco viejo cambadés mientras comentamos las mejores jugadas.
Hora y cuarto es el tiempo que se tarda en llegar a A Coruña desde Cambados. Durante buena parte del trayecto, mientras sonaba a bastante volumen Bill Evans en directo en el Vanguard, no dejaba de imaginarme cómo sería, en el mes de febrero, la II Xantanza de Blogastrónomos. Seguro que, como la primera, otra deliciosa tarde entre amigos (un poco frikis, eso sí).
Quien lo desee puede acceder a la galería de fotos de la I Xantanza de Blogastrónomos, según Manoel Foucellas.
Algo antes de las dos y veinte estaba enfrente del Yayo Daporta. "Un Albariño, necesito un Albariño antes de entrar". La taberna de enfrente vino a mi auxilio: Albariño, cacahuetes y Marca, la combinación ideal para atemperar la emoción e irrumpir desbordante de seguridad en el restaurante, donde esperaban los blogastrónomos casi al completo.
No fue sencillo superar el momento. "Tranquilo, Foucellas, tranquilo. Son pirados igual que tú. Claro, claro, glump... ¡Pero yo no llevo una cámara colgada del cuello! Y ellos sí. ¡¡Todos!!" Efectivamente, blogastrónomo sin cámara (Lumix, por supuesto) es como foie sin crujiente de calabaza: interesante pero incompleto.
"Hola, soy Foucellas, de Pantagruel". Tuvo el efecto del bramido del caribú en época de celo. Automáticamente fui reconocido como uno de ellos: en cuestión de segundos, el Gourmet, Colineta, los consortes De Pinchos, magago y los demás me hicieron sentir como de la manada de toda la vida. Se incorporaron los tres últimos y, Albariño en mano, cuando llegó el momento de sentarse a la mesa ya éramos viejos conocidos.
Sentarse a la mesa es sinónimo de trabajo para un blogastrónomo. De entrada, minucioso análisis del menú que esperaba, entre tímido y orgulloso, enlazado en hilo de plata (Foto de makeijan). Después, atenta escucha a las explicaciones de Yayo, que hizo su primera aparición para introducirnos el menú y sugerirnos algún vino.
En tercer lugar, la selección de los caldos por parte de los avezados blogastrónomos sumilleres, innovadores en el concepto del tinto desteñido. Por fin, un momento de relax y animada charla hasta la entrada en escena del aperitivo.
A partir de aquí, vivimos por siete veces la misma secuencia. Al fondo, en el extremo opuesto a nuestra mesa, aparecen las camareras de la cocina bandejas en ristre, desgranando el menú ante la mal disimulada ansiedad de los comensales. Los platos sobre la mesa preceden al desenfunde colectivo de Lumix: "No ha habido comida en la Historia más fotografiada", se oye entre flashes. Las cámaras desaparecen provisionalmente, sustituidas por murmullos de asentimiento ante la apariencia de los platos, murmullos que, junto con el tintineo de los cubiertos, se atenúan gradualmente para dejar lugar a un angustioso silencio: durante unos interminables segundos, los trece insobornables jueces catan, saborean, evalúan, cruzan miradas en búsqueda de consenso; finalmente, satisfechos, aprueban.
Siete veces el profesional trabajo da paso a la relajación, al placer de los sabores y de una animada conversación, que oscila invariablemente entre, por una parte, consideraciones acerca de los platos y, por otra, botánicas disyuntivas acerca de toxos y xestas y de su papel en la ocultación de la cultura castrexa al común de los urbanos. (Efectivamente, trece pirados)
Tras el café, Yayo acude a recibir las unánimes alabanzas y los efusivos agradecimientos. Se procede a la foto oficial (publicada por el Gourmet) y levantamos la mesa, que no la xantanza. Ésta se prorroga durante una horita más, aprovechando la excelente temperatura para la altura del otoño a la que estamos, que nos permite disfrutar de un café al aire libre en el casco viejo cambadés mientras comentamos las mejores jugadas.
Hora y cuarto es el tiempo que se tarda en llegar a A Coruña desde Cambados. Durante buena parte del trayecto, mientras sonaba a bastante volumen Bill Evans en directo en el Vanguard, no dejaba de imaginarme cómo sería, en el mes de febrero, la II Xantanza de Blogastrónomos. Seguro que, como la primera, otra deliciosa tarde entre amigos (un poco frikis, eso sí).
Quien lo desee puede acceder a la galería de fotos de la I Xantanza de Blogastrónomos, según Manoel Foucellas.
Aqui una de las raras de la Xantanza.Me acabo de pasar un buen rato con tu crónica.Compartimos ademas los mismos nervios iniciales.
ResponderEliminarLas fotos estan buenisimas!!!
He aqui una explicación para tanto anillo.
http://soledadfelloza.com/bitacora/?p=485
Una alegria haberte conocido y nos vemos en febrero!
Estupenda crónica. Está visto que todos teníamos los mismos "miedos" previos y que nos llevamos las mismas sensaciones.
ResponderEliminarImpagable la contrafoto oficial.
Nos vemos en la II Xantanza.
Gustoume moito o teu punto de vista. Teño un amigo que pensa igual ca tí, que somos unha banda de frikis ;-). Noraboa polas fotos.
ResponderEliminarDos incorporaciones para mi vocabulario: "tinto desteñido" y ser "como foi sin crujiente de calabaza". Sublimes. Como los mejillones.
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