Restaurante Agar Agar (A Corveira, Culleredo)

Era cerca de la una: bastantes de las mesas del comedor, poco antes casi repleto, estaban ya vacías. La camarera se acercó a una adyacente a la nuestra, retiró el mantel usado y extendió uno nuevo, blanco y liso. Dedicó un minuto largo a recolocarlo, hasta que la simetría la satisfizo. Colocó los cubiertos, las copas y dobló con esmero las servilletas. Retrocedió dos pasos y observó detenidamente la configuración de la mesa. Asintió satisfecha y se retiró. Puede parecer un detalle banal, secundario, pero para mí es un signo claro, clarísimo de que hay interés en hacer las cosas bien.

Tenía desde hace tiempo una deuda con el Agar Agar. Han sido no pocas las visitas en los últimos tiempos pero en el blog sólo se había reflejado en una nota compartida. La de anoche fue la primera cena tras la reforma; ahora, aproximadamente un tercio del restaurante es un ambiente aparte, vinoteca de paredes oscuras y mesas altas con raciones que se salen de lo habitual. Al fondo, junto a la gran cristalera sobre la ría, las mesas redondas para grupos; a su derecha, las destinadas a parejas.

Pese a lo sugerente de algunas propuestas de la carta - la descripción del maitre del plato de abadejo fue antológica - optamos por el menú degustación, compuesto por aperitivo, entrante, carne, pescado y postre y al que desde la cocina se le añadieron un par de extras. Veamos.

Arrancamos con un surtido de aperitivos. Berberechos al natural, salmón marinado con salsa teriyaki y tomate deshidratado, caldo de cebollino con chorizo del país y el más notable de ellos: caballa marinada rematada en la plancha, suave el pescado azul con el contrapunto de unas zanahorias maceradas en cítricos.

El primer entrante son unas zamburiñas con un suculento alioli de miel, arena de nuez de macadamia, virutas de jamón y ensalada de algas. Suavidad y equilibrio para empezar.

Viene después el plato más destacado para mí de la noche. Cuando probé el contundente ajillo con la punta del tenedor, pensé que con esa potencia y las lascas de San Simón, que tampoco se quedan atrás en intensidad, las pobres navajas iban a desaparecer. Pero, para mi sorpresa, aguantaron como campeonas, configurando una propuesta realmente interesante por el complicado equilibrio entre tanta potencia. Quizás se terminaría de redondear matizando muy ligeramente el poderoso ajillo.

De lo intenso a la neutro, llega a la mesa un arroz con wakame, láminas de bacalao y morcilla, que incorpora el punto otoñal a la velada. Luego, un sanmartiño en su punto con un muy estimable acompañamiento de verduras: tomate, berenjena confitada, ajete y, sobre todo, un fantástico jugo de pimiento.

Terminamos los salados con una carrillera confitada que llega, como suele ser habitual, cuando al estómago le queda poco recorrido. La base neutra: salsa de soja, puré de patata y calabacín; y su contraste cítrico: una mermelada de orejones y castaña confitada - de nuevo otoño - que equilibran el conjunto.

El postre es, como el aperitivo, coral. Sorbete de mandarina para limpiar el paladar, bizcocho de girasol y cacao, bizcocho de fruta de la pasión, espuma de mango, arenas de pistacho y nuez, rematados con frutos rojos y menta. Frescura y acidez necesarias tras los salados.

El postre lo acompañamos, por recomendación del maitre, con un curioso S'Naranja, generoso de Pedro Ximénez y Palomino (DO Condado de Huelva), envejecido en roble con piel de naranja. Previamente, con los salados nos tomamos una botella de Tagonius crianza. La carta de vinos, con precios muy ajustados y en proceso de renovación, necesita reforzar el apartado de tintos gallegos.

El precio del menú degustación del Agar Agar es de ¡¡30 euros!! en línea con la contención de la carta, en la que ninguna propuesta llega a los veinte euros. En total, con el vino, el agua y los cafés - la casa nos invitó al vino dulce - pagamos 41 euros por cabeza, valor moderadísimo.

En fin, el Agar Agar no está hoy en el top de los restaurantes gallegos, pero la cocina de Chechu es suficientemente interesante como para recomendarla sin duda. Si le unimos lo ajustado de los precios, Agar Agar puede ser un excelente lugar para aquellos que quieren iniciarse en la cocina de autor sin dejarse la cartera en el intento.

Finalmente, destaco también la iniciativa del restaurante de no quedarse en un servicio tradicional. Los martes se organizan catas en la zona de vinoteca; y el último de cada mes, un menú maridado - cena de armonías - de la mano de Luis Paadín por cincuenta euros. Bienvenidas sean estas actividades.

[Agar Agar / Amparo López Jaén, 24 A Corveira - Culleredo / 981.653536 / Ubicación]

[La foto de la sala está tomada de la web del restaurante]

Comentarios

  1. Una de las primeras veces que aluciné en un restaurante de lo que se hacía llamar "cocina contemporanea" fue en el Agar Agar. Recuerdo que por aquel entonces los precios me habían parecido totalmente justificados y a día de hoy(habrán pasado unos 6 años), si los comparamos con algunos de esos "top"; resultan irrisorios. Por no hablar de algunas referencias de la carta de vinos...
    Así da gusto.

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  2. El detalle de la camarera vistiendo la mesa me parece imprescindible si este lugar quiere meter aires nuevos.Yo solo he estado una vez y también hará 6-7 años.Su cocina no me encantó pero pasamos un rato agradable hasta que de forma subliminal o no tanto nos echaron pues eramos la ultima mesa (tampoco habían pasado de tres o cuatro ese dia)y se ve que tenían prisa así que las clásicas estrategias de ponerse a recoger etc y al final descaradamente haciendo comentarios en la cocina que llegaban a nuestros oidos.Nos sentamos después de las tres del mediodía y nos fuimos sobre las cinco y poco.Frustrante.Para sacar el mal sabor de boca recuerdo que nos fuimos a Vilaboa a la bombonería Doriel y aun estoy temblando por el precio del pannetone de chocolate que ni siquiera tras degustarlo se compensó.Hay dias que es mejor comer en casa.Braintraining

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  3. Hace unas pocas semanas, por casualidad, pasamos por el Agar - Agar a tomar un vino en la parte del local que tienen como vinoteca. Acabamos pidiendo algo de la carta que tienen para esa parte del local, una carta de raciones o picoteo. Tengo que decir que las cuatro personas que fuimos quedamos encantados con las propuestas y con la atención. Es cierto que nos dejamos llevar por las recomendaciones del maitre tanto en los vinos como en el picoteo. En cuanto al precio nos pareció, como tú comentas, moderadísimo.
    Saludos

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  4. Encima de empezar casi a la 1 pedís un menú degustación !!! Sólo por eso merecen un monumento. La comida buena pinta, habrá que probarlo.

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  5. Braintraining, el equipo de sala es nuevo completamente.

    Anónimo, no empezamos a la una, hombre!! A esa hora estábamos terminando los cafés, tras dos horas y media con el degustación.

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  6. Impresionante lo de las Navajas... he de probarlo.

    Tendré que darle otra oportunidad, a mi me pasó algo parecido a lo que dice Braintraining hace bastante tiempo.

    La web, interesantísima !!

    Lo que menos me entusiasma, el San Martiño, no lo mataba mucho el jugo de pimiento? consiguieron equilibrar bien esa union?

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  7. Sí si lo siento, me dí cuenta de mi error cuando ya lo había envíado...
    Mantengo que habrá que probarlo , un menú de esa categoría a ese precio te da mucho que pensar sobre el beneficio de otros restaurantes.

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  8. Capitán, por lo que nos contaban, las pruebas para buscar el punto de equilibrio entre el ajillo y las navajas no fueron precisamente cortas...

    En cuanto al jugo de pimiento, la verdad es que era muy suave y le iba bien. Nos explicaron cómo lo preparan, pero mi cabeza no da para retener tantas cosas. Quizás Chechu, que se pasa por aquí de cuando en cuando, nos pueda contar.

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  9. Buenas gran Manoel!!!!, ahi va esa receta. Asamos los pimientos a la parrilla (rojo y verde)dorandolos pero sin que se llegan a tostar, es importante que no se pinchen, una vez asados en parrilla los metemos en un bol y lo tapamos con film, asi al no tener perforaciones el pimiento y no dejarlo evaporar, suda y suelta su jugo (tambien nos favorece a la hora de pelarlos, la piel sale sola). Pasadas dos horas recuperamos el jugo y en una sarten elaboramos una noisete o mantequilla avellana (dorada pero sin quemar), le añadimos unos dientes de ajo machacados, unas semillas de cardamomo verde, una hoja de laurel y reducimos ahi el jugo de los pimientos. Rectificamos de sal y listo. Un saludo a todos y os espero por aqui. Un abrazo fuerte Manoel y gracias por invitarme a comentar en tu blog. Salud!!

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  10. Gracias Chechu.

    Me agrada ver que algunos cocineros no se rasgan las vestiduras a la hora de compartir sus conocimientos.

    Enhorabuena por vuestro trabajo.

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