Castello delle Quattro Torra (Siena)
Llegamos al castillo - apenas a 3 Km de Siena - antes de lo previsto, a eso de la una de la tarde. La vista desde la carretera - la podéis ver a la izquierda, en una foto que le tomo prestada a Nicola de su web - es estupenda, y la sensación de "¡qué acierto!" se acentúa cuando entras con el coche por el camino de tierra que se acerca al edificio entre olivos y cipreses.
La entrada fue como de película. El golpeo de la aldaba de forja sobre la enorme puerta de madera; el agudo chirrido de los goznes al empujar; el gato negro que emerge de la oscuridad; el patio interior abierto al cielo y la empinada escalera hacia el interior. Y nadie...
En realidad, la gestión del castillo me recuerda a la de muchas casas rurales gallegas: eminentemente familiar e informal. Casualmente, la mamma de Nicola, que vive en el castillo, estaba allí para guiarnos hasta la habitación y darnos unas llaves, al tiempo que nos presentaba a los gatos persas con los que convivimos esos cuatro días.
El castillo, además de un apartamento independiente, tiene dos habitaciones para huéspedes a las que se accede desde el salón en el que la familia descansa ante la tele y la chimenea. Nosotros reservamos la Camera Blu: muy espaciosa, con techos de madera y un cuarto de baño gigante con unas vistas extasiantes de Siena. La Camera della Torre es más espectacular - en dos niveles -, pero menos espaciosa y más incómoda.
Nicola, el artífice de que el Castello esté abierto al público, es muy tímido y habla poco inglés, así que, mitad español, mitad italiano, charlábamos con él por las mañanas y alguna noche, antes de salir para Siena. Nicola nos servía el desayuno - café recién hecho, croissants, pan y mermeladas caseras: de higos, de naranja amarga, de algo parecido a albaricoques - en el pequeño comedor con ventanales sobre las Crete Senesi a la hora que le decíamos: ventajas de los alojamientos con sólo dos habitaciones. Mientras, nos contaba su vida entre su casa y el castillo, nos ayudaba a organizar la excursión del día, nos enseñaba el jardín italiano que circunda el castillo o nos descubría algún sitio interesante para cenar o tomar una copa en la ciudad.
En definitiva, trato familiar en un fantástico castillo en plena campiña toscana, a un tiro de piedra de Siena. Pagamos 120 € por cada una de las noches, impuestos y desayuno incluidos. Y, por si a alguno le queda alguna duda, os dejo el atardecer y el amanacer sobre Siena, desde la ventana de nuestro enorme cuarto de baño.
Madre mía. Si que debía sentirse uno especial al irse a lavarse los dientes con semejante vista.
ResponderEliminarNo he estado nunca en Italia. Pero sí toda mi familia la conoce muy bien. Así que de referencia y de ver miles de fotos casi puedo decir" yo he estado ahí".
Espero todos los "to be continued" para seguir babeando y anotando en mi agenda de lugares que no conozco y sí mis almigos.
Berta
Menuda suerte has tenido.
ResponderEliminarPocas veces podemos decir que hayamos estado en un castillo ¿Medieval?
Las fotos ya dicen bastante a su favor y lo que tu nos cuentas, nos hacen sentir la tentación de coger un vuelo, así de pronto, a lo loco y escaparnos a ese rincón del mundo.
No me pierdo ni un sólo de tus posts.
Son fascinantes.
Es como leer un libro con capítulos diferentes. Además, transmites sencillez en tus comentarios, son informativos sin querer presumir ni destacar por encima de nadie.
Realmente, enhorabuena.
Captas toda mi atención.
Un saludo
4E