El mal de la piedra
No es el resultado de una partida de bolos entre gigantes. Ni de la pérdida de fuerza gravitatoria del asteroide B612. Ni de una sentencia judicial contra el urbanismo salvaje. No, es la aldea de A Cela, en la Serra do Xurés, un ejemplo de integración entre lo natural y lo humano: los inmensos bolos de granito hacen de paredes y techos de las casas.
[Este post inaugura la serie dedicada a las curiosidades que Pantagruel/Foucellas se va encontrando en sus periplos diversos. Además, este post es, a la vez, un auto-plagio y un plagio. Lo primero, porque se nutre de foto y texto de un anterior post de este blog; lo segundo, porque, sobre todo, la serie se inspira en el posterior recreo de Manolo Gago en su brillante Capítulo 0.]
Comentarios